Los niños más propensos a padecer de esta enfermedad son los que tienen trastornos de conducta, los hiperquinéticos, los enuréticos, los desobedientes y los agresivos.
Los mecanismos que intervienen en la elección de este tipos de niños todavia no son muy claros, pero tiene que ver con factores anatómicos, estímulos vagales, caídas de la presión arterial e hiperventilación.
También, puede presentarse los espamos de sollozos en los niños con anemia, porque al tener un déficit de hierro y una menor oxigenación cerebral forman las condiciones perfectas.