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Los miedos comunes en los niños

Todo ser humano suele reaccionar cómo estado natural a ciertos estimulos. Muchas de esas reacciones derivan al miedo. Para los niños es mucho más complicado controlar, porque es una reacción en desarrollo. Por ello los padres y quienes esten a su cuidado, deben saber ciertos puntos para manejarlos de forma que no creen fobias de por vida, o sencillamente que el niño no controle una reacción que aveces puede ser de supervivencia, y en otros casos de  enfrentarse algo nuevo.

¿Qué les provoca miedo?

  • Ruidos fuertes: la batidora, la aspiradora, los cohetes, los globos que explotan.
  • Desconocidos: la propia sombra, el mar, caretas.
  • La oscuridad.
  • La perdida súbita de apoyo
  • Determinados animales.
  • El dolor, la sangre.
  • Elementos de los hospitales (si ha tenido alguna experiencia dolorosa en ellos).
  • Cuerpos inmóviles que habitualmente «tienen vida» (ej.: papá se hace el muerto).
  • Determinados rasgos de personas (ej.: barba, gafas, pinturas, etc.).

Qué debemos evitar:

  • Cuidar los modelos que le presentamos.
  • No amenazar con cosas temerosas («que viene el coco»).
  • Educarle para ser prudente con lo peligroso. Ej.: incendios, el mar, etc.
  • No ser superprotectores.
  • Cuidar las películas o videos, (incluidos los dibujos animados).
  • Desdramatizar las situaciones temerosas de la vida. Ej.: la muerte, los coches, el fuegos, etc.
  • Actuar siempre con la mayor tranquilidad posible.
  • No reírnos de su reacción o de la persona. No permitir que los demás se rían de él.
  • No compararle con otros niños que no tienen miedo.
  • No criticarle o castigarle por tener miedo.
  • No hacer públicos los comportamiento de miedo del niño.
  • No insistir con argumentos y razonamientos.
  • No forzarle de maneras bruscas a afrontar los estímulos de miedo.
  • No amenazarle con el estimulo al que tiene miedo («si no comes llamo al hombre del saco»).
  • No protegerle en exceso evitando todo estímulo amenazador de miedo.

Cómo reaccionar ante los miedos:

  • Actuar con tranquilidad si está con la respuesta de miedo, con el «ataque de miedo».
  • Hablar con tonos bajos, ritmos y movimientos pausados.
  • Dar apoyo afectivo y, siempre que sea posible, contacto físico.
  • Entrenar con juegos los comportamientos correctos de reacción.
  • Dejarle que se enfrente a los pequeños miedos, que se acostumbre a ellos él solo. Ej.: olas del mar.
  • Felicitarle por cualquier avance en la superación de sus miedos, evitando «coletillas» del tipo: «ya era hora de que…»
  • Convencerle de que no hay que avergonzarse por tener miedo a algo. Utilizar frases como «yo también tengo miedo a… «
  • Ofrecer modelos correctos de cómo actuar. Ej.: montar en el columpio.
  • Ir aproximándole al estímulo provocador de miedo de forma progresiva y siempre en un ambiente de agrado y bienestar del niño.