- Debe ser deseado por el niño. De no ser así, carecería de interés.
- Que sea seguro. Debe estar confeccionado con materiales que no se astillen o sean cortantes si se rompen. Los colores han de ser sólidos y no tóxicos. Cuanto más pequeño es el niño más grandes deben ser los juguetes.
- La edad del niño es fundamental, el juguete debe adaptarse al momento evolutivo del niño, de forma que desarrolle actitudes correspondientes a su edad.
- Tengamos en cuenta su personalidad: un niño retraído necesitará juegos socializadores (varios jugadores); a un niño hiperactivo le resultarán adecuados juegos de atención, artísticos, etc.
- Que sea simple. Esto aumentaría la gama de usos que se pueden hacer de él. Desarrollando su fantasía y su capacidad simbólica.
- No comprarlos para satisfacer un capricho momentáneo del niño.
- Generalmente no deben ser utilizados para premiar o castigar a un niño.
- Debemos tener en cuenta que el exceso de juguetes mata la fantasía y produce aburrimiento.
- Conviene instruir a los familiares para que no regalen juguetes de forma indiscriminada.
- El mejor juguete no es necesariamente el más caro.
- Busque la marca CE en el juguete, garantía de que éste se adapta a las normas de seguridad vigentes.
- Estudie bien el etiquetado y la información que acompaña al juego en cuanto a su uso, edad recomendada, grado de peligrosidad, la cual obligatoriamente tiene que ir en castellano.
- Ojo con las partes eléctricas y los compartimentos para pilas, estos deben estar correctamente precintados.
- Si adquiere juguetes desmontables para los más pequeños, asegúrese que las piezas tengan un tamaño que impidan que los niños se atraganten con ellas.
- Infórmese sobre los servicios postventa que ofrece cada uno de los establecimientos y compruebe la calidad del juguete antes de comprarlo.
- No se deje influenciar tanto por la publicidad y compare precios. No siempre el juguete más caro es el más bueno.
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